terça-feira, 11 de outubro de 2016

Geografías Imperfectas. Linaje y poder en la obra de Luís Krus. Arsenio Dacosta. «Luís Krus asumía esta doble perspectiva, pero con un sesgo que iba más allá de la histoire des mentalités. Dicho sesgo, implícitamente, con los paradigmas de la antropología interpretativa»

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Linaje e imaginario nobiliario
«En este trabajo pretendo repasar algunos conceptos y motivos queridos para Luís Krus, particularmente el de linaje y el de imaginario nobiliario, y lo haré a partir de algunos textos que él analizó con exhaustividad. Recuérdese que en su tesis planteó algo tan novedoso como la concepción nobiliaria del espacio ibérico, precisamente en los livros de linhagens, tanto en lo que se refiere a la materialidad de las geografías señoriales como, sobre todo, al mundo de las representaciones del aludido imaginario nobiliario. Según Luís Krus, el Livro Velho se correspondería con a visão monástico-senhorial de um Portugal ibérico e rural. En cambio, el Livro do Deão ponía en valor a revelação hispánica do país régio e urbano. Finalmente, el Livro do Conde, el más amplio y complejo de todos, implicaría a teorização do destino hispânico. Antes de proseguir convendría detenerse brevemente en el concepto de linaje nobiliario. Como ya señaló hace tiempo el profesor José Mattoso, en el ámbito del imaginario medieval, hay un espacio no pequeño entre las ideas y el terreno de la práctica. Esto afecta de forma particular a la noción de linaje. Los medievalistas sabemos que dicha noción abarca realidades muy distintas y nada uniformes en la plena y baja Edad Media. Como bien recuerda Bernardo Vasconcelos Sousa, en los livros de linhagens se aprecia esa clara tendencia hacia la filiación unilineal (masculina) y una jerarquización vertical de las relaciones sociales. Sin embargo, también constatamos, incluso a finales del siglo XIV, la existencia de prácticas de sucesión y herencia bilaterales y de unos vínculos linajísticos muy amplios donde el elemento central de cohesión es la asunción de un antepasado masculino común. Este fetichismo del antepasado, generalmente el fundador epónimo del linaje, es el que planea en la definición de lo que Luís Krus denominaba família noble.
No es lugar para entrar en la categorización conceptual de linaje toda vez que no existe consenso entre los medievalistas y tampoco entre los antropólogos. Está por trazar la genealogía del concepto y, más aún, la transmisión del vocablo en los testimonios medievales. Como ha destacado recientemente el profesor José Carlos Ribeiro Miranda, en el ámbito galaico-portugués la difusión del concepto de linaje es estrictamente paralela al caso navarro, castellano y catalán. Más allá del fin legitimador del Liber Regum y después de la historiografía alfonsí para sus respectivas dinastías regias, el desarrollo social del concepto tiene uno de sus espacios en la literatura trovadoresca, con un sentido sincrónico, y sobre todo en los livros de linhagens, donde el linaje se materializa como realidad social y autoimagen. Recientemente, y aquí aprecio en mi obra la influencia de Luís Krus, me he preguntado si esas ideas sobre el linaje y la nobleza, aunque formuladas por autores concretos, incluyo aquí a los refundidores y copistas, pueden seguir siendo abordadas como una suerte de macrotexto. Creo imposible, incluso para la escala demográfica de un reino como Portugal, interpretar que estas ideas identifiquen a un estrato uniforme. La nobleza medieval se caracteriza por su diversidad y, sobre todo, por la pulsión jerárquica y competitiva que implica la exclusiva particularidad de cada linaje. Esto es lo que modula, en última instancia, que cada narrativa conservada obedezca a estrategias discursivas particulares. Para los livros de linhagens Luís Krus destacó que, a pesar de su imagen de conjunto, el objetivo de cada narrativa es subrayar el propio linaje en oposición al ajeno, aunque existan nexos reticulares entre unos y otros como demanda la lógica exogámica de la alianza. En este sentido, la idea de un macrotexto nobiliario quizá sea más fértil si se formula en términos de pluralidad de hebras macronarrativas, en expresión de Donald Maddox.
Luís Krus asumía esta doble perspectiva, pero con un sesgo que iba más allá de la histoire des mentalités. Dicho sesgo, implícitamente, liga la obra de Luís Krus con los paradigmas de la antropología interpretativa y antes que ella, con Max Weber. Clifford Geertz, referencia ineludible de la antropología actual, se sentía deudor de este último cuando definía al hombre como un animal inserto en tramas de significación que él mismo ha tejido. En su tesis doctoral y en muchos de sus penetrantes artículos Luís Krus está próximo a esta conceptualización de la cultura, sin conocerla, al tiempo que ejerce esa descripción densa geertziana que, como el resto de discípulos del profesor José Mattoso, ha sido una marca de escuela en la mejor tradición del medievalismo europeo. Ponerse en la piel del nativo, aquí el fidalgo portugués, está en el espíritu y en la letra de su obra, sin dejar de lado la sana distancia y su talento como observador de las experiencias ajenas». In Arsenio Dacosta, (data do texto: 5 de Outubro de 2015), Geografías imperfectas, linaje y poder en la obra de Luís Krus, Universidad de Salamanca, Psicologia Social y Antropologia, Revista Medievalista, Nº 20, JUL-DEZ, 2016, ISSN 1646-740X.

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